Fecha de publicación: 13 de octubre de 2022

¿Cuánto puede cobrar una escort de lujo?

La precariedad laboral, por desgracia, está a la orden del día. Hemos vivido épocas realmente penosas en este sentido, pero en lugar de conseguir que la brecha vaya cerrándose y que la mayoría de personas cualificadas tengan un trabajo digno y bien pagado, todo parece ir a peor. Hay muchísimos trabajadores sobrecualificados en puestos que están muy mal pagados, porque sencillamente no encuentran otra cosa. Es algo que ocurre tanto en países hiperdesarrollados como en otros en vías de desarrollo, con las personas que se quedan allí y no emigran en busca de un futuro mejor. Lo de ver a un ingeniero de telecomunicaciones trabajando como reponedor o como cajero en un restaurante de comida rápida ya ha pasado de ser sorprendente a ser habitual. Y es la manera en la que nos hemos acostumbrado a ello lo que hace más triste aún todo esto, porque parece no haber alternativa. La sociedad empujó a toda una generación a obtener estudios universitarios, másters, idiomas… pero al final resulta que no había puestos de trabajo para todos.

Los efectos de esa precariedad se están notando de muchas formas diferentes. A la hora de adquirir una vivienda, por ejemplo, son muy pocos los jóvenes que pueden acceder a ellas con su propio dinero. Esto hace que también les sea más complicado independizarse, casarse o formar una familia, por el enorme gasto que se requiere para todo ello. El precio de las cosas sigue subiendo, a veces a unos niveles insostenibles, pero los sueldos se mantienen en la mayoría de los casos. Esta situación ha hecho que muchas personas se planteen seriamente su futuro laboral, con trabajos menos habituales, por así decirlo. Resulta curioso que cada vez sean más las jóvenes universitarias que ven con buenos ojos lo de probar suerte en la industria del sexo de pago, convirtiéndose en amantes profesionales. Chicas que acompañan a hombres ricos y maduros, que les ofrecen servicios de escort e incluso también sexuales, a cambio de grandes pagos. Utilizan su belleza y sus encantos para conseguir esa atención por parte de los hombres, y generan unos ingresos muy por encima de lo que ganarían en un trabajo habitual.

Un trabajo mal visto pero bien pagado

El problema viene de la marginación y la estigmatización que el trabajo de prostituta ha tenido desde siempre. Las mujeres que han ofrecido su cuerpo y su compañía a cambio de dinero han sido vistas como inmorales, señaladas por la sociedad con todo tipo de descalificativos. El trabajo de escort, a diferencia del de prostituta, tiene un halo de elegancia y sofisticación que a veces le libra de ser tan mal visto. De hecho, muchas escorts y acompañantes defienden que ellas no realizan servicios sexuales, sino que solo dan buena conversación y compañía. En algunos casos es cierto, pero en la mayoría de ellos, lo de ser escort es solo una excusa para no llamarse directamente trabajadora sexual, ya que por el precio adecuado todas terminan realizando esos servicios.

Frente a esa visión tan tradicional, que por otra parte ya está cambiando poco a poco, las nuevas generaciones se muestran más abiertas a disfrutar de este tipo de servicios y a vivir de ellos. El mercado es como es, y al final todos vendemos nuestro esfuerzo, nuestra mano de obra, para conseguir unos ingresos suficientes con los que pagar las facturas y tener una vida medio decente. ¿Acaso no vende su cuerpo también ese carguero que se desloma cada día en la fábrica? ¿O el albañil que pone ladrillos de sol a sol en una obra? El componente que diferencia esos trabajos de la prostitución es el sexo, algo que siempre ha sido tabú, y que además, implica mucho más a las mujeres que a los hombres. Ellos son los que pagan, ellas son las que reciben ese dinero y pueden decidir si vivir de ello o no… según la legislación de cada lugar.

Chicas de compañía muy exclusivas

Las escorts lo tienen algo más fácil porque, al contrario que las prostitutas que no tienen reparos en exponer su trabajo, los servicios de acompañamiento sí están permitidos. De hecho, es complicado demostrar que una chica ha cobrado un dinero por acostarse con un hombre, y no solo por acompañarle a tal evento. Las escorts de lujo suelen ser mujeres jóvenes, atractivas, educadas y bien formadas, que destacan sobre el resto de chicas por su saber estar. De hecho, al contrario que la mayoría de las prostitutas, muchos clientes disfrutan saliendo con ellas y haciendo que los demás les vean en público bien acompañados. Para fiestas, eventos importantes, viajes de negocios o simples cenas íntimas, la compañía de una escort es seguramente el sueño de cualquier hombre. Y ellas lo saben, así que venden esos servicios de una manera muy exclusiva.

Las escorts profesionales no buscan tener veinte clientes por días, como una trabajadora sexual, para poder ganar el máximo dinero posible con unas tarifas relativamente bajas. Más bien al contrario, prefieren mantener a pocos clientes fijos, pero cobrar lo mismo en una noche que una prostituta en toda una semana. Porque pueden permitírselo, y están apuntando a un público objetivo muy diferente, el de hombres con mucho poder adquisitivo. Esos clientes no solo pagan por la compañía y el saber estar de la chica, sino por su exclusividad. El saber que pueden contratar sus servicios ya les pone por encima del resto, y para un hombre eso es sinónimo de éxito. Incluso cuando la noche no termina en sexo, la satisfacción de tener al lado a una mujer hermosa, elegante y sofisticada ya es razón suficiente para pagar esas tarifas tan altas.

Miles de dólares por noche

Tradicionalmente, las chicas de compañía han encontrado a su clientela a través de ciertas agencias que, encubiertas como managers de modelos, las ofrecían a hombres poderosos. Estas agencias siguen existiendo, pero a día de hoy, como ocurre en el mundo de la prostitución, cada vez son más las escorts que van por libre, ya que tienen las herramientas para ello. Internet ha sido también toda una revolución en este sentido, y ha ofrecido la oportunidad a estas chicas de encontrar su lugar para proyectarse con sus clientes. Hoy en día podemos encontrar este tipo de perfiles en muchas plataformas online, y en páginas web de anuncios eróticos, incluso en apps para ligar. Las escorts de lujo se mueven en ambientes muy exclusivos, y también hacen “trabajo de campo”, conociendo a hombres poderosos en fiestas y discotecas.

En cuanto al precio de sus tarifas, es complicado de estimar. Lo que sí está claro es que cobran muy por encima de una prostituta, al menos de manera habitual. Los precios por hora de estas chicas nunca bajan de 300 dólares, y pueden llegar a estar por encima de los 1.000 dólares la hora en muchas ocasiones. Los clientes se las llevan de viajes de negocios, les hacen regalos caros y las consienten, así que pueden disfrutar de un nivel de vida muy alto. Si además la chica ha sido famosa, por ser modelo, actriz o haber aparecido anteriormente en televisión o en revistas, el precio puede subir mucho más. De hecho, algunas actrices porno y modelos eróticos han reconocido trabajar también como escorts, a cambio de grandes sumas de dinero. Las ganancias de estas chicas pueden incluso llegar a las seis cifras al mes en los casos más populares.