Fecha de publicación: 12 de mayo de 2022

¿Es Valencia una de las grandes cunas españolas del sexo?

La ciudad de Valencia es conocida en el mundo entero por sus fiestas principales, las Fallas, y también por su gastronomía. La paella, un guiso de arroz originario de esta zona de España, es uno de los platos más populares de la dieta mediterránea, y no por casualidad, una de las primeras palabras que muchos turistas aprenden cuando viajan a cualquier punto del país. Pero Valencia, como cualquier otra gran ciudad que se precie, es mucho más que esos pocos tópicos que se expanden para darla a conocer. De hecho, en los últimos años ha vivido toda una revolución de la mano del turismo, gracias la creación de espacios muy especiales, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El complejo, ideado por Santiago Calatrava, ha tenido un impacto notable en la ciudad, a la hora de atraer a nuevos turistas, junto al Oceanografic, la otra gran joya moderna de la corona. Más allá de estas lustrosas y vanguardistas localizaciones, Valencia se abre también en su casco antiguo, auténtica y vetusta.

Porque la importancia de la capital del Turia a lo largo de los siglos ha sido notable, ya desde la época de la Reconquista, con la figura de El Cid Campeador. Su ubicación, a orillas del Mediterráneo, le ha conferido siempre un lugar de importancia para el mercadeo y las rutas comerciales. Su puerto ha sido uno de los más importantes de la costa española, y eso también se ha hecho notar alrededor de los barrios más ligados al mar. Lo que no tanta gente sabe es que Valencia también puede presumir de ser una de las grandes cunas del sexo en España. Un lugar en el que a día de hoy puedes contratar a todo tipo de trabajadoras sexuales en valenciaxx.com pero en el que, ya en su momento, existía un gran barrio rojo lleno de burdeles y prostíbulos, que atraían a miles de hombres llegados desde toda Europa. Aquel periodo marcó definitivamente el carácter de la ciudad, que luego perdió fuelle frente a Madrid y Barcelona, de las que se encuentra casi a medio camino, virando hacia el este. Hoy por hoy, Valencia es la tercera ciudad más poblada de España, y trata de recuperar esa notable presencia en las decisiones tanto económicas como culturales del país. Y como podrán imaginar, el sexo sigue muy presente en la ciudad, a pesar de las últimas decisiones que se toman desde los estamentos gubernamentales.

El gran burdel de la Edad Media

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Tomemos la máquina del tiempo y retrocedamos hasta la Edad Media, concretamente al siglo XIV, cuando Valencia ya había sido recuperada por los cristianos. Pertenecía entonces la ciudad al reino de Aragón, aunque también tenía su propio territorio anexionado. A través de la implicación del soberano local, y con el beneplácito de los señores de esta región, se abrió en Valencia un inmenso burdel en el que se aseguraba que podían llegar a trabajar más de doscientas mujeres al mismo tiempo. Es así como la capital del Turia se convirtió en una de las ciudades con mayor reclamo sexual de Europa, atrayendo a viajeros que llegaban por el sexo, y se quedaban por todo lo demás. Los señores, de hecho, solían hacer sus negocios en este tipo de locales, algo que hoy en día sigue siendo habitual.

Aquel gigantesco prostíbulo contaba incluso con el beneplácito de la Iglesia, que concebía la prostitución de una forma muy pragmática. Para el clero, el sexo de pago era un mal necesario, porque los hombres necesitaban desfogarse, y era mejor que lo hicieran con rameras antes que con mujeres “virtuosas”. Es una visión que hoy en día nos puede resultar repugnante, pero que en su momento era muy habitual, entendiendo la prostitución como una válvula de escape para los soldados y marineros. El puerto de Valencia hizo mucho para la expansión de este motivo sexual en la ciudad, y durante un par de siglos, Valencia se convirtió en el gran burdel del sur de Europa. En el siglo XVI las cosas cambiaron, y el barrio rojo se cerró, dejando a las prostitutas en la calle, desvalidas y sin lugar donde trabajar.

Una ciudad que se abre al Mediterráneo

La ubicación de cualquier ciudad marca su carácter por completo, sobre todo cuando tiene salida al mar. En el caso de Valencia, siempre ha estado  marcada por el Mediterráneo, y también por la cercanía de las islas Baleares. A menos de tres horas de las dos grandes ciudades españolas, Valencia se ha acostumbrado a estar a la sombra de ellas. Madrid es la capital que agrupa a las empresas más potentes, y Barcelona ha logrado ganarse la exclusividad de la actividad portuaria en la costa este. Pero los valencianos han logrado sobrevivir a través de su propia historia, haciendo de su cultura especial y de su gastronomía su seña de identidad. En las últimas décadas, el turismo se está reactivando bastante, y con él, también la actividad sexual.

Valencia se ha convertido de nuevo en un lugar perfecto para poder disfrutar de los placeres carnales más excitantes. Es una ciudad más tranquila y barata que Barcelona y Madrid, pero no resulta complicado encontrar a clientes que paguen por sexo. Esto ha permitido que muchas chicas, llegadas desde todo el mundo, se instalen en la ciudad en las últimas décadas. Lo hacen por su cuenta, o trabajando en burdeles y agencias de escorts, que todavía sobreviven incluso a los problemas que estamos viviendo recientemente. La aparición a principios de siglo de algunas productoras pornográficas y la consecución de festivales eróticos también ha ayudado a que el sexo vuelva a conectarse con Valencia. Una relación que, en los últimos tiempos, se está tambaleando por algunas decisiones políticas cuanto menos discutibles.

Las políticas actuales contra la prostitución

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Según los estudios más recientes, casi un 40% de los valencianos aceptan la prostitución como algo normal, y más de un 20% afirman haber pagado por sexo. Son datos que se conectan con la realidad de un país que destaca muy por encima del resto de Europa en el consumo del sexo. Valencia es una ciudad que ha vivido mucho de noche en las últimas décadas, donde la fiesta y la tentación siempre han estado presentes. El cambio de color político en las instituciones que se ha producido recientemente ha provocado también un punto de inflexión en esto. Hace una década existían muchos burdeles y clubs de alterne en las carreteras valencianas. Ahora no quedan ni la mitad, y parte de la culpa la tiene la persecución política sobre la prostitución, que se ha hecho patente especialmente en la Comunidad Valenciana.

El debate sobre la regularización o la abolición del trabajo sexual está más candente que nunca, y todos se posicionan. Los políticos valencianos que actualmente ostentan cargos importantes parecen estar a favor de abolir y perseguir la prostitución en todas sus formas. Esto está afectando de manera clara al negocio, incluso a aquellas chicas que toman por sí mismas la decisión de convertirse en amantes profesionales. Sin embargo, a pesar de dicha persecución, todavía hay muchos lugares donde disfrutar de un buen rato de relax y buena compañía en la ciudad. Desde Felina hasta Help Chic, gracias a Internet no resulta complicado encontrar este tipo de negocios, donde poder disfrutar de un rato delicioso y corroborar que Valencia sigue siendo la capital mediterránea del sexo.