Fecha de publicación: 14 de diciembre de 2018

La renta variable, una gran protagonista de los mercados financieros

Los mercados financieros son  los que determinan, en muchas ocasiones, los designios de un país, de una nación entera, o incluso de un continente. Y es que a través de ellos se regula la economía, se van desgranando las fórmulas para entender los negocios, se ven las variables que llevaran a un país a ser más rico o más pobre… Los mercados financieros se autoregulan, al menos en parte, porque siempre hay una parte en la que actúan los gobiernos a través de diferentes herramientas como la emisión de deuda soberana. Pero hoy no trataremos de eso, sino de la renta variable.

Se trata de un tipo de inversión en la que las ganancias no están aseguradas y no se conocen previamente. Nosotros invertimos en renta variable, por ejemplo comprando acciones de una empresa, con la intención de conseguir que esa inversión mejore, crezca y nos produzca beneficios, pero estos no están asegurados, porque al final dependen precisamente de las condiciones del mercado. La renta variable puede ser muy positiva o muy negativa dependiendo del momento, de la situación económica, política y social de un país, de un territorio, y de muchos otros factores que afectan para que sea una inversión menos segura, pero aun así, muy interesante.

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Acciones en bolsa: los activos más conocidos de renta variable

Es la forma de renta variable más habitual, la de invertir en una compañía que tiene acciones a la venta en bolsa. Compramos esas acciones y esperamos un tiempo para venderlas en el mejor momento, o cuando creamos que vamos a conseguir un mayor beneficio. A partir de cierto número de acciones también tendremos derecho a recibir un dividendo proporcional por parte de la empresa, cuando presente sus beneficios, en caso de haberlos. Las acciones de bolsa son una inversión interesante pero no segura, y eso hace que sean activos de renta variable.

Podemos adquirir, por ejemplo, acciones de Telefónica, que suele ser la empresa mejor valorada en Bolsa en nuestro país. Serán caras, por supuesto, pero pueden darnos mucho rédito si sabemos cuando venderlas. Eso sí, si la situación se vuelve problemática con la empresa de las acciones y seguimos teniéndolas, tal vez su precio se devalúe tanto que al final no consigamos ni recuperar el dinero invertido y acabemos en negativo. Por eso no es tan sencillo esto de las acciones y las rentas variables, porque hay muchos factores que afectan.

¿Eres ahorrador? ¿Cómo puedes invertir en renta variable?

La renta variable, a pesar de sus “peligros”, puede ser un buen lugar para invertir, para conseguir que nuestros ahorros vayan generando más beneficios en lugar de tenerlos simplemente en una cuenta cualquiera del banco. Podemos acceder a ese mercado de renta variable a través de la compra de acciones, mediante un bróker, y conseguir así unos activos interesantes que nos puedan dar beneficios casi desde el primer día. Es una forma habitual, pero es mejor hacerlo cuando conocemos bien el terreno.

La otra fórmula popular para acceder a este mercado es hacerlo a través de los fondos de inversiones, con la mediación de una empresa de consultoría o de una entidad bancaria. De esta manera podremos mantener nuestro dinero en un fondo de rentabilidad variable que, aunque tiene la desventaja de que puede no dar muchos beneficios, también pueden darnos muchos más que en un fondo de renta fija, un tipo de mercado mucho más seguro pero también menos rentable al largo plazo. Todo ello siempre debe estar bajo la atenta mirada y supervisión de un experto en estos temas.

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¿Cómo es el rendimiento de una inversión en renta variable?

Podríamos decir que existen dos tipos de inversiones de renta a la que cualquiera puede acceder: la fija y la variable. Las inversiones a renta fija son mucho más seguras, pero también más conservadoras, porque nos dicen desde el primer momento lo que vamos a obtener si metemos nuestro dinero ahí. Suelen ser intereses muy bajos, por la seguridad que aporta este método. Si lo que queremos es ganar un poco más, aunque sea arriesgando, lo mejor es acceder al mercado de la renta variable.

En este tipo de renta, como hemos visto, la rentabilidad es variable, e incluso puede llegar a ser negativa, de ahí que el riesgo sea mayor. Sin embargo, si elegimos a una buena empresa que sepa invertir nuestro dinero en esos fondos de inversión o en acciones que sepan que van a sacar rentabilidad, con este método obtendremos mayores beneficios, porque a más riesgo, el beneficio también se hace mayor. Ahora depende de nosotros el entrar en un tipo de mercado u otro, pero lo cierto es que las opciones son muy interesantes.

Principales riesgos a la hora de invertir en los mercados financieros

Cuando estamos invirtiendo en mercados financieros, que se ven afectados por cualquier noticia importante que pueda ocurrir, debemos entender que esa inversión puede salir bien o mal y no dependerá casi nada de nosotros, porque al final no podemos controlar todo lo que ocurra a nuestro alrededor. El riesgo de este tipo de inversiones reside precisamente en eso, en que son variables y es imposible saber cómo se comportará el mercado en el medio y largo plazo.

Si aun así hemos decidido invertir en mercados financieros, debemos estar siempre asesorados por profesionales, porque de lo contrario, por más que creamos saber sobre acciones, fondos de inversión y demás, nuestro dinero puede irse por el desagüe antes de que nos demos cuenta. El riesgo existe e incluso hay gente que ha perdido mucho dinero en estas inversiones, pero también hay gente que lo gana, así que la disyuntiva se mantiene ahí.