Fecha de publicación: 27 de junio de 2019

Prevenir el ictus, ¿se puede hacer algo al respecto?

Según los últimos estudios, el ictus puede afectar a cerca de 200 personas de cada 100.000 en nuestro país, un número que puede parecer pequeño, pero que es demoledor si entendemos la gravedad de esta enfermedad. En solo un instante, el ictus puede cambiar nuestra vida, especialmente cuando ya tenemos una edad avanzada y hace que las facultades que todavía conservamos se vean disminuidas en calidad y cantidad. Es una verdadera maldición, puesto que en muchos casos, los antecedentes familiares juegan en nuestra contra, siendo imposible evitarlo para muchas personas que viven con el miedo a que este brusco accidente cerebral acabe con todo.

Sin embargo, también hay posibilidades de que el ictus nos afecte incluso sin tener antecedentes, y siendo jóvenes, en el grupo de edad menos peligroso. El ictus puede afectar a cualquier persona, especialmente si no está sana, y por eso las mejores recomendaciones que se pueden realizar al respecto de prevenirlo es llevar una vida lo más sana y saludable posible, como vamos a ver a continuación. Esto nos ayudará incluso si finalmente sufrimos ese ictus, porque nuestro cuerpo estará mejor preparado para defenderse ante ese ataque, y resistirlo de una manera mucho más eficaz.

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La gravedad de sufrir un ictus

El ictus cerebral es uno de los más peligrosos y graves ataques que podemos sufrir. Es complicado anticiparse a él, porque llega en un momento determinado sin dar muchas muestras de que está por venir, más allá de una subida repentina, horas antes, de la tensión por ejemplo. Dependiendo de la parte del cerebro que se vea afectada, el ictus podrá tener mayor o menor gravedad, pero desde luego siempre supone un lastre para nuestras facultades, puesto que ataca directamente al centro neurálgico donde tomamos las decisiones, donde tenemos los recuerdos y de donde tomamos las habilidades conseguidas.

En muchos casos, los ictus afectan a la persona a la hora de la habilidad del lenguaje, siéndole muy complicado hablar o expresarse. También puede afectar a la visión, provocando una ceguera total o parcial. De igual forma, también puede afectar a la lógica, al pensamiento y a la manera de razonar. Según el tipo de ictus que podríamos sufrir, nuestro cuerpo también quedaría afectado en tanto que una zona determinada del mismo podría ver su movilidad reducida, ya que dependería de esa parte del cerebro que ha sufrido los daños directos de ese ictus.

Dieta sana y equilibrada

El mejor consejo para evitar un ictus, y en realidad, para todo lo que hacemos en la vida, es llevar una dieta sana y equilibrada. No estamos hablando de comer poco, de quedarnos siempre con hambre o de no probar el alcohol o los dulces. Simplemente debemos buscar el equilibrio, llenar nuestra dieta de fruta y verdura, de proteínas y de minerales, de antioxidantes y de vitaminas, para dejar fuera todo lo que nos pueda aportar colesterol malo o grasas saturadas. Esto nos permitirá tener una salud cardiovascular mucho mejor, lo que hará que las posibilidad de sufrir un ictus cerebral por obstrucción de los vasos sanguíneos acaben disminuyendo.

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Practica deporte y ejercicio de forma moderada

Es la otra base de una vida sana, junto con la ya comentada dieta equilibrada. El deporte nos ayuda no solo a estar en forma y quemar la grasa que pueda sobrar en nuestro cuerpo, sino también a sentirnos mejor con nosotros mismos, a apostar por llegar más lejos, por superarnos incluso. Es una manera de prevenir no solo un ictus, sino la mayoría de problemas de salud que podemos sufrir. Y es que incluso cuando los suframos, si hemos hecho deporte, estaremos mucho más sanos y preparados para enfrentarnos a ellos de la mejor manera posible.

No estamos hablando de llegar a practicar algún de porte casi de forma profesional, pero sí de hacerlo tres o cuatro veces por semana, saliendo a andar o a correr, yendo al gimnasio, jugando un partido con nuestros amigos… El deporte se puede hacer de forma moderada y es exactamente igual de efectivo o incluso más en muchos casos, porque no nos hace falta llevar nuestro cuerpo al siguiente nivel, a ponerlo a prueba y al límite. Simplemente con unas carreras o con un poco de ejercicio en el gimnasio bastará para mantenernos en forma y estar más saludables.

Olvida los malos hábitos como el alcohol y el tabaco

La vida sana requiere sacrificios, por supuesto, pero eso es algo que ya sabes. Una persona que fuma mucho, que suele beber bastante y que come de una manera poco saludable tiene muchas más papeletas para caer presa de un ictus o de cualquier otra enfermedad grave que haga que pierda mucha calidad de vida, cuando no la propia vida en sí. Por eso es lógico que se anime a todos ellos a dejar atrás los malos hábitos, porque eso supone una inversión en sí mismos, en su salud para el futuro, en la forma en la que dejar atrás estos hábitos tan perjudiciales nos ayudará a estar más sanos.