Cómo era la prostitución antes de Internet
Un cambio absoluto de paradigma. Eso es lo que ha supuesto la expansión definitiva de Internet a principios de este siglo XXI, en una época además convulsa y cambiante. La red de redes surgió décadas antes pero solo tuvo su explosión cuando la tecnología alcanzó el verdadero desarrollo necesario para dar cabida a un invento tan revolucionario. Parece mentira, pero si nos ponemos a pensar en cómo eran las cosas hace tan solo veinte años, nos podemos llevar una gran sorpresa. Todo ha cambiado, desde la forma que tenemos de encontrar pareja a nuestras compras. Internet ha traído consigo también la explosión del comercio con tarjeta de crédito, imprescindible para las compras online. Ha hecho que cambiemos nuestra forma de disfrutar del ocio y el tiempo libre, con las plataformas de streaming. Ha llevado a las industrias del ocio a un nuevo cisma, del que todavía está por ver cómo saldrán. Y todo ello colándose por completo en nuestras vidas, ahora ya como parte de nuestro día a día en los smartphones.
Trabajar desde casa, comprar cualquier cosa en cualquier lugar del mundo o estar en contacto con nuestros seres queridos en cualquier momento y totalmente gratis. Todo esto ha traído Internet en las últimas dos décadas, en un cambio tan grande que a veces incluso nos cuesta acordarnos de cómo era todo antes de que llegara la red. Para muchos de los que han vivido ese cambio, las cosas eran más fáciles sin Internet. Menos agobio al no tener que responder mensajes las 24 horas del día. Se apreciaba mucho más la oportunidad de escuchar música o ir al cine, porque era algo extraordinario. Hoy todo eso está a la orden del día, y nuestra cultura trata de adaptarse a los cambios inevitables que supone un invento así. Porque Internet ha llegado a todos los sectores, incluyendo el de la prostitución, que parece en principio tan alejado de estas nuevas tecnologías. Al ser un invento tecnológicamente tan trasversal, la red ha ofrecido oportunidades a las prostitutas que hasta ahora tenían que conformarse con trabajar como siempre. El cambio también ha llegado al sexo de pago, y no es un asunto cualquier, porque hay que entender que este negocio mueve muchísimo dinero en todo el mundo.
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